CERRAZÓN
“El pecado de los fariseos no consistía en no ver en Cristo a Dios, sino en encerrase voluntariamente en sí mismos; en no tolerar que Jesús, que es la luz, les abriera los ojos (Jn IX, 39-41). Esta cerrazón tiene consecuencias inmediatas en la vida de relación con nuestros semejantes. El fariseo que , creyéndose luz, no deja que Dios le abra los ojos, es el mismo que tratará con soberbia e injustamente al prójimo”
El respeto cristiano a la persona y a su libertad. Es Cristo que Pasa. P. 71. San Josemaría Escrivá.
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